martes, 12 de junio de 2012

"¡¡Vamos a sentarnos!!"



No me gusta el baloncesto.


Partiendo de esta base, cualquiera entenderá y reirá mejor el acontecimiento que estaba a punto de producirse ... Y que no sé si será más o menos importante en mi vida, pero seguro que supuso un antes y un después en mi enfrentamiento posterior al apasionante mundo de las relaciones humanas.

Allí estaba yo, con 16 años, tirado en la grada del instituto, viendo como dos tíos jugaban un uno contra uno. Aún hoy me pregunto qué haría allí, una tarde cualquiera, en una grada absolutamente vacía y mirando a aquellos dos chocar el uno contra el otro, elevarse, tirar a canasta ... Y vuelta a empezar. Y así una y otra vez, ¡Coño!¡Que me estaba gustando y todo! ... Pero no, imagino que no se trataba más que del típico embelesamiento de tarde pre-veraniega justo antes de terminar el curso. Eso fue lo que impidió que me moviera de allí. Así seria la oferta que nada ni nadie me pudo ofrecer aquella tarde para echar el tiempo fuera.

Y ahí podría haber quedado todo. Relax. Brisa en la cara. Cero problemas. Con quien quedaré mañana para ir a la playa... Pero no...

En torno a las 18 horas, aquella pretensión de momento idílico e inolvidable, empezó a perder todo su encanto cuando desde mi derecha se aproximaron a mi zona dos individuos -ahora puedo decir que de un curso superior al mío- que fueron a situarse justo ¡Delante de mi!¡Dos escalones más abajo! ... Joder. No daba crédito. Una grada vacía por completo, dos notas jugando un uno contra uno y vienen otros dos y no se les ocurre otra cosa que plantarse justo delante.

Lo normal. ¿Qué es lo normal en estas circunstancias? ... En principio, con un "Disculpad, ¿Os importa echaros a un lado?" todo habría vuelto a su ser, ¿Verdad? ... Incluso voy más allá. ¡La grada estaba vacía!¡Mario, tío, muévete sólo un par de metros y resuelto! ... Pues no. No decidí liderar ninguna de esas dos opciones... Si es que alguien como yo, en aquellas circunstancias que se tornarían patéticas, puede considerarse ya un líder incluso a estas alturas.

Lo inadecuado. Cualquiera puede imaginar que lo que no forme parte de la normalidad, será irremediablemente inadecuado. Como pronunciar algún tipo de frase que no sea la, digamos, más conveniente para el momento. Y frases hay muchas. Algunas faltan al respeto, otras son expeditivas, las más no dicen nada y las peores son las que quedan a medio camino de todo, no van a conseguir nada e incluso si el que se considera a sí mismo "líder" es el otro interlocutor (por hacer ver que incluso alguien así puede mantener una conversación educada), sencillamente la puedes liar en grande. Y siempre en perjuicio propio. No se dude.

Y así fue como, desde mi improvisada grada-hamaca, totalmente tirado a la bartola y sin mover más que los músculos de la cara, me dirigí a ellos y les dije en tono dicharachero, con suavidad, educadamente y desde la candidez y seguridad que da el tener 16 años y sentirse imbatible, la frase de marras: ... "Vamos a sentarnos".
...
...
...
...

Pero no pasó nada. La foto era idéntica. Así que pensé que no se habrían enterado. Repetí, tono algo más elevado... "¡Vamos a sentarnos!" ... Estaban a dos metros de mi. Ni se inmutaron. "Cabrones", pensé. Ya el corazón empezaba a galopar. Tercera vez, tono elevadísimo y acentuando en cada sílaba... "¡¡¡Va-mos a sen-tar-nos!!!" ...
...
...
...
...

 '¡¡¿Será hijo "la gran puta"?!! ' Pensé, con el corazón ya desbocado y la adrenalina chorreando orejas abajo. No pude más. Me levanté, bajé un escalón (¡Oigan!¡Un único escalón de grada! ¿Era o no era para perder los papeles?) y dirigiéndome al que estaba más a la izquierda (que era el que realmente molestaba mi visión de "aquel maravilloso partido de baloncesto") me colgué de sus hombros y dejé caer todo el peso de mi cuerpo sobre él a la vez que le gritaba al oído apretando los dientes: "¡¡¡VA-MOS A SEN-TAR-NOS!!!"

Y el tiempo se paró.

Recuerdo una mirada de reojo (no lo desplacé ni un centímetro hacia abajo) girando levemente su cabeza. Un zarandeo que le libró de mi "descomunal" fuerza. Y un pitido agudo en lo más profundo de mi oído izquierdo... Pero eso lo recuerdo ya en negro y  desde el suelo, que fue adonde mis huesos fueron a dar tras recibir monumental piña que nunca supe ver si vino de arriba, de abajo o de donde coño. Pero venir, vino.

Esa sensación posterior. Levantarse unos segundos después. Aún mareado y con el muchacho en posición de defensa cual boxeador campeón del mundo como diciendo: "¿Quieres más, chaval?" ... Y mirar a todas partes para ver si el espectáculo había sido muy visionado o "todo quedaría entre nosotros".

Recuerdo a Toni, gran tío de mi clase, repetidor y tan grande como su corazón, bajar la grada corriendo y, situándose entre los dos (entiendo que para que no me matara allí mismo) decirle: "¡¡¡Quillooooooooo, ¿por qué le 'ha pegao' ar chavaaaaaaaá?!!!" Y ahí quedó todo. Con Toni acompañándome grada arriba rodeándome con su brazo mientras yo me preguntaba aún, qué demonios había pasado. Más tarde me dirían que al "nota" le gustaba más una pelea que a Beñat meterle goles de falta al Sevilla.

Hay que ser carajote. Hablo por mi, claro.

10 comentarios:

  1. Este si. No son las 7 de la mañana y has conseguido q empiece el día sonriendo. Eso es algo. ¿no?

    ResponderEliminar
  2. Jajaja! Qué arte tienes para contar de manera grandiosa pequeños momentos! Bueno, imagino que tras la piña a ti no te parecería ningún pequeño momento... Simpática anécdota genialmente contada. Gracias por compartirlo, Mario. Un saludo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ole Elena!! Viniendo de ti eso es un auténtico piropazo!! Un millón de gracias! La verdad es que tras la piña, nada parecía ser lo que era, así que ni pequeño ni gran momento jajajaja. Gracias a ti por leerlo y comentarlo de esa forma. Un beso!

      Eliminar
  3. Para que luego digan que el deporte es salud!. Genial Mario!

    ResponderEliminar
  4. Me encanta cómo cuentas las historias. Te hace revivir situaciones que de una u otra forma hemos vivido todos y todas; pero con mucho realismo y mucho sentimiento.
    ¡Ya no pierdo tu dirección...!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias seño!! También te tengo fichada!! Gracias por tus palabras... a
      Animan a seguir, ¡Mucho! :))))

      Eliminar
  5. " Tu eres una cajita de sorpresas ".Tus historias son de las buenas-buenas de verdad.......
    Por un momento te he visto en las gradas tiraoooo, jajjajajaj.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Cristina!! Si me has visto tirao en la grada, es que te he trasladado allí, así que me doy por satisfecho ... Hay que ser carajote, verdad? Jajajaja. Mil besos!

      Eliminar