jueves, 20 de agosto de 2015

Latir

¿Un cuento de verano? No sé. En cualquier caso, nacido del corazón.

"Será, aquello en lo que lo quieras convertir, aquello en lo que desees transformarlo, amor mío.".

Miro esta imagen y me dejo llenar de toda esa vida que regalas a diario, de tus miradas, tus sonrisas, los nueve años que convierten en un sueño lejano tus ojos aún cerrados en mis brazos, tu falta de aliento el instante previo al primer llanto ... Y me emociono tanto con cada recuerdo ...

Mariposas. Las veo revolotear y vienes a mi, corriendo a por ellas, dejándote atrapar por su extraordinaria belleza ... y por el aparente azar de su vuelo. ¿Quién no sufre, como mínimo, una metamorfosis a lo largo de su vida? Siempre has deseado volar en su compañía o, simplemente, dejar que tu mano fuese para ellas un lugar común de confianza, descanso, amor y cuidado mutuos ...

Te quiero mucho, muchísimo. Infinitamente más que el amor que cabe acumular en nueve años contigo. En eso, siempre nos llevarás ventaja, porque este amor crece sin remedio, como lo hará esa distancia imaginaria que un día nos hizo ser protagonistas de cada segundo de tu vida para convertirnos, tarde o temprano, en los 'principales actores secundarios', justo cuando las líneas que dibujan nuestros momentos en común pasen, de fijas, a discontinuas ...

Y aquí seguiremos. Pendientes de ti, entregados a ti. Colgados de ti. Moldeados, transformados, modificados... Pero amándote profundamente, como la suma infinita de vivencias compartidas desde entonces y ... hasta siempre.

Vivir intensamente cada uno de esos momentos. En eso intento empeñarme y concentrarme a diario. Aunque a menudo no pueda conseguirlo. 

Que nunca me falte un beso y un abrazo de buenas noches para ti. Ni una sonrisa.

Hasta mañana, cariño mío.

Las manos de Claudia. Verano 2015.

No hay comentarios:

Publicar un comentario